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martes, 18 de marzo de 2014

The North Face Alharabe Trail Race (La crónica)

Si algo me rondaba la cabeza esta vez, casi en convertirse una obsesión, era respetar mis umbrales, cuidar en esmero la hidratación y sobre todo la alimentación, llevar un ritmo constante y en progresión, de manera que los kilómetros fluyeran bajo mis piernas, retrasar todo lo posible la aparición del tan temible ácido láctico, y por encima de todas las cosas... disfrutar de la montaña. Esas eran mis premisas antes de iniciar la carrera, esa era mi obsesión, cuidar hasta el último detalle y que los fantasmas del último ultra no se volviesen a presentar.



Gran grupo de gente con el que compartí el fin de semana... Esteban, Iván, Rafa, Luis, Jose y Miguel. Preparados en la línea de salida, eran las 7:20 de la mañana cuando después de pasar el control de material dieron oficialmente la salida. La temperatura, la ideal para no ir demasiado abrigado.

Durante los primeros compases de la carrera, íbamos alternando posiciones, pronto en las primeras rampas más pronunciadas, Esteban y Luis se colocaron delante y con un buen paso, poco a poco empezaron a distanciarse, ellos corren en otra liga. Yo continué regulando y aguantando mi ritmo. Al rato Iván se pondría a mi lado junto con Jose. Juntos terminariamos la carrera.

Pronto alcanzaríamos el techo de la prueba, los 1.360 metros del pico de los frailes, posiblemente la parte más técnica de la carrera. En el ascenso a esta cumbre, todavía la gente concentrada, hacía tapón. Cuando descendimos, las anchas pistas forestales, permitieron que la carrera se abriese y poco a poco, cada uno adoptara su ritmo. Fluían los kilómetros bajos nuestros pies, uno tras otro..., en algunos sitios más rápidos, en las rampas de ascenso, más lentos pero la cuenta atrás era constante. Pronto advertí que uno de mis compis de viaje callaba y no hablaba, Iván empezaba a acusar sus problemas de tobillos y apunto estuvo de tirar la toalla, aunque supo capear el temporal y siguió avanzando.

Llegábamos al último avituallamiento antes de subir a "la muela", nos advirtieron que un pastor se había entretenido en quitar las balizas y que siguiésemos por la pista. Justo en ese mismo momento y cuando llevábamos transcurridos unos cientos de metros, noto vibrar mi reloj "Desvío de trayecto"..., se activaron las alarmas y ese instinto de rastreo comienza a dar sus frutos... pronto Iván se percata de que hay cáscaras de plátano en los lindes del camino, en teoría o vamos sobre el camino correcto o bien vamos por donde más personas se han perdido. Al cabo de un rato volvemos a encontrar de nuevo las balizas.

Cresteando, llegamos al vértice geodésico de la cumbre de la muela, un señor muy entrañable de protección civil, nos da ánimos para continuar, después lo vería en meta, le estrecharía la mano y le volvería a dar las gracias de nuevo. En estas gestas, cualquier aliento para continuar se agradece enormemente. Las vistas son una pasada, paramos para hacernos unas fotos, tocamos cumbre y volvemos para dejarnos caer por una tortuosa pista de descenso, sobre unos 12 km de bajada sin tregua, a veces paramos uno segundos para ahuyentar a los calambres, dejar que los músculos de las piernas se recompongan y seguir camino abajo.





Al cabo de un rato, llegamos al avituallamiento del inicio del cauce del río Alharabe, dejamos la pista para adentrarnos en un espectáculo de colores, aromas y sonidos. A pesar de mis problemas auditivos, el discurrir del agua a lo largo del río, la vegetación agolpada contra las paredes de la montaña, las pozas de agua gélida, es música y relajación para la menta que la transportan a otro lugar. No podemos correr, puesto que los saltos formados por el agua no lo permiten, ni falta hace podría haberme quedarse una eternidad...

Al cabo de un par de kilómetros río abajo, llegamos al camping de "La Puerta", la verdad es que el tramo en este punto es un tanto absurdo, bajamos todo el camping para después volver a subir por la senda que bordea el río, cruzarlo y volver a bajar, no sé si la organización quería que viésemos algo que yo por supuesto no ví. Dejaríamos el cauce del río para alcanzar el siguiente avituallamiento, a Iván, algún calambre en su cuadriceps le avisaba, aunque para un triatleta recuperarse de esto, supongo que será bastante habitual, porque al instante estaba otra vez trotando. Andábamos por el kilómetro 50. Dejábamos aquel avituallamiento sin antes despedirnos de la gente de la organización y una "mascota" que nos encontramos en nuestro paso, una culebra de más de un metro, que Jose se atrevió, jugueteando con ella, a cogerla del rabo.

Continuamos nuestra particular gesta, corriamos por sendas y caminos de monte bajo, desfilando incluso al lado de la carretera. Supongo que para hacer un ultratrail, hay que conectar de alguna forma un gran pico con otro, este tramo, para mi gusto no fué de lo más acertado, pero posiblemente no quedase otro remedio. Pronto comenzamos a ascender de nuevo y al cabo de unos kilómetros alcanzaríamos el penúltimo avituallamiento (Los Asares). Gran sorpresa porque creía que estábamos mucho más atrás, sin embargo, estábamos casi en la mitad del último ascenso, esto fué una inyección de moral, que hizo que comenzase a tirar de nuevo mucho más rápido, aunque la última parte, el tramo más empinado, me hizo poner de nuevo los piés en el suelo..., no quería pifiarla después de haber llegado hasta allí.


Por fin, tocaba escalar el último tramo, casi 300 metros positivos de un plumazo, lo fuí contando con mi GPS, creo que por eso se me hizo eterno. En los últimos metros, notaba como el aire gélido me secaba el sudor, vaticinaba el fin del ascenso, así que esperamos a que Jose nos alcanzara para dejarnos caer por la otra vertiente. Mientras bajábamos, los lugares me eran familiares porque habíamos pasado horas antes por allí.

Llegábamos al último avituallamiento... "El autoavituallamiento", la organización había dejado unas garrafas de agua al sol y un par de botellas de cola abiertas..., supongo que sería para que nuestra garganta no enfermara con el agua tan fría. Yo iba bastante entero, casi no me importó, pero para las personas que van tocadas, esto es un despropósito, una falta de respeto. En este tipo de carreras, cualquier mano amiga que te ayude, cualquier frase de ánimo, puede suponer un mundo.



Seguimos con el descenso, bastante recompuesto, comenzé a trotar cada vez más rápido, pude incluse adelantar a algunos corredores. Por fin tocaba con mis pies el asfalto que nos llevaría al pueblo. A unos 300 metros de meta. me detuve, esperé a que me alcanzaran mis compañeros de fatigas y cogidos de la mano atravesamos triunfalmente el arco de meta.




En cuanto a la organización, pues creo que 45 € de inscripción dan para algo más que lo que nos dieron en los avituallamientos. En fin, no faltó agua, coca-cola, sandwich's de nocilla y sandwich's de jamon york y queso, bastante secos por cierto. Por favor, lo del autoavituallamiento, no lo volvais a repetir. Por otro lado, y como crítica constructiva, en cuanto al trazado (un 80 % de pista y un 20 % de senderos aprox.), invirtiendo los porcentajes, para mi gusto y supongo que para los más montañeros, la carrera sería todavía más bonita.




Track


4 comentarios:

  1. Elías, estuve en la salida de la Ultra antes de hacer yo la maratón y no te ví y eso que no fuimos muchos a las dos carreras, me parece raro pero claro imagino que los nervios de la salida y yo que me fuí unos minutos antes del arco para hacer unas fotos en la primera curva provocó el no vernos. Me alegro que los calambres de Chiva no hicieran su aparición y acabaras la carrera con ese buen tiempo, curiosamente el mismo que hicieron mis compañeros villeneros del Trail Villena que seguro que viste en meta.

    Enhorabuena, y otra que ya no te cuentan, yo al correr la maratón tuve menos problemas en los avituallamientos y sañalización, pero si que está mal eso de abandonar el puesto o que pastores recelosos vayan quitando cintas para que se pierda la gente.

    Nos vemos pronto, cuídate!!!

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  2. Xato, te veo que has gozado y yo por simpatía. Me encanta ese apasionamiento. Nos vemos en la siguiente birra

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  3. Enhorabuena y que raro lo del avituallamiento, con lo bien que estuvo la del pico del buitre en la misma localidad, se ve que todo no se pega. A ver si coincidimos pronto

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  4. Un blog serio y bueno Te encontré de casualidad compañero

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